domingo, 17 de mayo de 2009
ÁNGELES Y DEMONIOS Y LOS CUATRO ELEMENTOS
Ayer estuve en el cine viendo "ÁNGELES Y DEMONIOS", y me quedé encantado de la trama de misterio y asesinatos que tiene. Todo gira entorno a los ILLUMINATI una secta científico-religiosa de los siglos XVI-XVII y la creencia que el universo está formado por cuatro elementos: tierra, aire, fuego y agua.
Los cuatro elementos clásicos griegos (tierra, agua, fuego y aire) datan de los tiempos presocráticos y persistieron a través de la Edad Media y hasta el Renacimiento, influenciando profundamente la cultura y el pensamiento europeo. Los hindúes y los japoneses también tenían esos mismos cuatro elementos, más un quinto elemento invisible, el éter. Los estados de la materia según la ciencia moderna, y en menor grado, también la tabla periódica de los elementos y el concepto de combustión (fuego) pueden ser considerados sucesores de aquellos modelos tempranos.
Los elementos clásicos de la civilización griega fueron fuego, tierra, aire y agua. Estos representan en la filosofía, ciencia y medicina griega la comprensión del cosmos donde todo lo existente convive.
Platón los menciona como el origen del pensamiento presocrático, una lista creada por el filósofo Empédocles (cerca del 450 a. C.).
El fuego es a la vez caliente y seco.
La tierra es a la vez fría y seca.
El aire es a la vez caliente y húmedo.
El agua es a la vez fría y húmeda.
De acuerdo a Galeno, estos elementos fueron usados por Hipócrates cuando describía el cuerpo humano con asociación a los cuatro humores:
la bilis amarilla (fuego),
la bilis negra o melancolía (tierra),
la sangre (aire)
la flema o pituita (agua).
Algunas creencias incluían un quinto elemento, el "éter" o "quintaesencia." Estos cinco elementos comúnmente son asociados con los sólidos platónicos.
Los pitagóricos añadieron la idea como el quinto elemento, e incluso utilizaban las letras iniciales de estos cinco elementos para nombrar los ángulos de su pentagrama.
Aristóteles añadió el quinto elemento como la quintaescencia, razonando que la tierra, el fuego, el aire, y el agua eran terrenales y corruptibles, y ya que no había ocurrido nada así en terrenos celestiales, las estrellas no podían estar hechas de ninguno de estos elementos, sino de uno diferente, incambiable; una substancia celestial. La palabra éter fue revivida en el siglo XIX por físicos como un término para el medio invisible que llenaba el universo, el éter luminoso.
Algunos ocultistas asociaban los estados de la materia con elementos clásicos: sólido (Tierra), líquido (Agua), gaseoso (Aire), o plasma (Fuego). Por extensión, las más exóticas fases de la materia (como la condensación de Bose-Einstein) son algunas veces vistos como formas representativas del quinto elemento (éter).
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