lunes, 7 de marzo de 2011

LOS PARTICIPIOS EN CASTELLANO Y EN LATÍN

El participio es, en la gramática, alguna de las formas no personales del verbo que este toma para funcionar como adjetivo sin perder del todo su naturaleza verbal. En algunas lenguas como el latín existe más de un participio.

Se denomina «participio activo» al derivado verbal que en español acaba en -nte y denota capacidad de realizar la acción que expresa el verbo del que deriva. Muchos proceden de participios de presente latinos y hoy se integran, en su mayor parte, en la clase de los adjetivos (alarmante, permanente, balbuciente...) o de los sustantivos (cantante, estudiante, presidente...); algunos se han convertido en preposiciones (durante, mediante...) o en adverbios (bastante, no obstante...).

Se denomina «participio pasivo» señala una acción pasada o inmediatamente pasada.------Ejemplos: pensado, ausentado, dormido, Etcetera.
El participio castellano procede del participio de pasado latino; se perdieron las formas correspondientes al participio de presente y de futuro, aunque hubo algún intento de introducir el de presente en la lengua culta del siglo X. El participio es siempre pasivo en castellano y no posee formas compuestas; como es pasivo, puede llevar complementos agentes (amado por alguien, por ejemplo). Denota siempre tiempo pasado y aspecto perfectivo, y sirve para formar los tiempos compuestos o perfectos de la conjugación regular en castellano (he cantado una canción, había venido, habré temido...), para conjugar la voz pasiva (la canción ha sido cantada por mí), para formar oraciones subordinadas (dicho esto, se murió, por ejemplo) absolutas o no, y para calificar a sustantivos (el libro prestado era bueno).

Por su construcción, existen dos tipos de participios en castellano: los regulares y los irregulares. Los regulares se construyen de la siguiente manera: lexema del verbo + vocal inductora + vocal temática + morfema de participio + morfema de género + morfema de número.

Los de la primera conjugación terminan en -ado/a y los de la segunda y tercera en -ido/a: de cantar, cantado; de temer, temido; de partir, partido.

Los participios irregulares ven desfigurado el lexema y pierden el morfema de participio: de ver, visto; de escribir, escrito. Existen verbos que poseen ambas formas: una para formar los tiempos compuestos (he freído[1] la carne; ojalá haya imprimido el trabajo, por ejemplo), y otra que tiene función adjetiva (el huevo frito; el libro impreso).

En latín existen cuatro participios, dos activos y dos pasivos.

El participio activo de presente equivale al gerundio español y, menos frecuentemente, al participio activo. Se llama así porque se forma sobre el tema de presente de los verbos, al que se añaden las desinencias correspondientes a los distintos casos. Los participios de presente latinos se enuncian con las terminaciones -ns y -ntis, y se declinan como sustantivos de la tercera declinación con tema en -i: amans, amantis.

El participio activo de futuro tiene un valor de adjetivo de acción futura, terminado en -urus, -ura o -urum; por ejemplo: laudaturus, ‘que loará’. Se declinan como los sustantivos de la primera y segunda declinación.

El participio pasivo de pasado corresponde al participio propiamente dicho del español: laudatus, ‘[el que ha sido] loado’.

El participio pasivo de futuro termina en -ndus, -nda o -ndum y expresa una acción pasiva del futuro: laudandus, ‘para ser loado’ o ‘el que ha de ser loado’. También se usa esta forma junto a la conjugación del verbo sum para indicar obligación de una acción en el futuro: consilium capiendum est mihi, ‘tengo que tomar la decisión’; delenda est, ‘ella ha de ser destruida’.

Fuente: Wikipedia.